Por el Lic. Juan Taveras de Oleo, Psicólogo Clínico
El reciente caso de un hombre que terminó con la vida de su madre en Santiago es una alarmante muestra de cómo la falta de atención a la salud mental y la violencia intrafamiliar pueden derivar en tragedias irreparables.
Como psicólogo clínico, veo con preocupación cómo este tipo de situaciones se repiten en nuestra sociedad sin una intervención efectiva. Según las informaciones, Antony, de 51 años, tenía antecedentes de maltrato hacia su madre, Maritza Mercedes Mieses, de 72 años. Sus vecinos señalan que presentaba signos de problemas psicológicos que nunca fueron tratados adecuadamente. Esto nos lleva a una reflexión urgente: ¿cuántas tragedias como esta podrían evitarse si existiera un acceso oportuno a la atención psicológica?
En la República Dominicana, la salud mental sigue siendo un tema relegado. Muchas personas con trastornos psicológicos viven en el abandono, sin recibir el tratamiento necesario. Esto no solo pone en riesgo sus vidas, sino también la de sus seres queridos. La violencia intrafamiliar no es un problema aislado; es un reflejo de una sociedad que aún no ha entendido la importancia del bienestar emocional.
Es fundamental que las autoridades fortalezcan las estrategias de prevención, garanticen un acceso real a servicios psicológicos y brinden apoyo tanto a las víctimas como a los agresores antes de que sea demasiado tarde. La salud mental no puede seguir siendo un tema secundario. Es hora de tomar medidas concretas para evitar que más familias sufran las consecuencias de la indiferencia y la falta de recursos en este ámbito.
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