Cuando el internet aún era un territorio nuevo y poco regulado, mucho antes de la llegada de las inteligencias artificiales, una serie de imágenes comenzó a circular en blogs y foros. Mostraban lo que parecía ser una operación quirúrgica extrema: un hombre sometiéndose a una intervención con partes de un perro para parecerse a uno. Las fotografías causaron conmoción, horror y una gran dosis de incredulidad.
Durante años, muchos pensaron que era real. Sin embargo, con el paso del tiempo se supo la verdad. Aunque el animal utilizado sí era real —donado específicamente para este proyecto—, la figura humana no lo era. Se trataba de una escultura hiperrealista con el rostro del artista brasileño Rodrigo Braga.
Braga fue el creador de esta controversial obra plástica llamada “Fantasia de compensação” (Fantasía de compensación), realizada en 2004. La pieza fue elaborada con todos los cuidados éticos y legales correspondientes, y desde entonces se convirtió en uno de los engaños visuales más impactantes de la era pre-viral.
Más allá del morbo, la obra fue una crítica simbólica a los límites del cuerpo, la identidad y la transformación, dejando una huella imborrable en el mundo digital.